Sonosite Floating Doctors trip

En el momento de escribir esto, mi mujer está embarazada de nuestro primer hijo, y ya hace tiempo que se nos ha pasado la emoción de la novedad.  Pero después de examinar los embarazos de muchas otras personas, estar al otro lado de la sonda del ecógrafo es una experiencia nueva.

Los embarazos complicados van más allá del milagro de crear una vida nueva. Pueden ser una espera larga y estresante, llena de sorpresas desagradables, retos complejos e incertidumbre... y ahora lo entiendo mejor de lo que me gustaría.

Acompaño regularmente a mi mujer a hacerse ecografías para comprobar que nuestro bebé está bien. Cada vez que preparan la sonda, mi corazón se acelera un poco y nos preparamos para las posibles malas noticias.  A veces, mi mujer y yo comentamos lo pesado que nos resulta tener que acudir a ecografías con tanta frecuencia, incluso aunque al final siempre sea un gran alivio saber que todo está bien por el momento. 

El otro día recordé la historia de una de nuestras pacientes, de hace unos cinco años. Se trataba de una mujer del pueblo Ngäbe, embarazada de cinco meses, que se había caído de cabeza por una ladera embarrada delante de su horrorizado marido. Esa noche, había tenido un ligero sangrado y dolor abdominal (y en el resto del cuerpo) y no sentía al bebé moverse. El miedo se apoderó de ella y fue en aumento a lo largo de la noche y del día siguiente.

Vivían en una pequeña aldea en la jungla, a casi 50 kilómetros en barco del pueblo con electricidad más cercano. Como estábamos en la zona, se acercaron hasta nosotros remando para que les ayudáramos. Por aquel entonces, usábamos un pequeño Sonosite 180 que ya nos había acompañado en Haití y Honduras. Buscamos un espacio privado para hacerle una ecografía a la madre.

Hace poco volví a ver la grabación de esta ecografía. Reconocí inmediatamente las caras de tensión de la madre y el padre: es la misma que pongo yo cuando el ginecólogo mueve la sonda por el abdomen de mi mujer para asegurarse de no hay ningún problema con nuestro bebé. 

 

 

También reconocí el alivio de la pareja cuando les dije que su bebé estaba bien. Ahora puedo empatizar mucho más con este sentimiento. 

Nunca olvidaré cómo el joven padre apoyó la cabeza sobre el hombro de su mujer con profundo alivio, o el miedo que se reflejaba en sus caras y cómo les cambiaron cuando supieron que el bebé estaba vivo y bien. 

Y ese es el significado de las ecografías, tanto para mi mujer y para mí (que tenemos la suerte de vivir esta experiencia en uno de los sitios más avanzados y con más recursos del mundo) como para esa pareja Ngäbe que recorrió 50 kilómetros remando para confirmar que el corazón de su bebé seguía latiendo.  

Recordar a esa pareja me ha dado una perspectiva muy necesaria sobre el inconveniente de conducir a través de calles asfaltadas en un vehículo con aire acondicionado para asistir a una ecografía. Me ha recordado que tengo acceso a la tecnología del ultrasonido siempre que la necesito, y no solo cuando tengo suerte. 

¿Quién hubiera pensado que la ecografía podría crear esta conexión, esta experiencia humana compartida entre nosotros y aquella joven pareja, tantos años después?

 

El Dr. Ben LaBrot y su organización, Floating Doctors, tratan a miles de pacientes en zonas aisladas de América Central y Haití. 

 

Más información sobre cómo equipos como Floating Doctors usan ecógrafos en el punto de atención

Lighthouse Medical Missions lleva enviando médicos y enfermeras a África desde 1998 y ha ofrecido asistencia de campo después de las guerras de los diamantes de sangre en Sierra Leona y de la epidemia de Ébola. En este vídeo, el Dr. Russ Engevik habla de cómo su equipo usa Sonosite iViz como ecógrafo portátil en zonas remotas.